Rogelio A. Córdova
El gobierno salvadoreño prepara un nuevo contingente militar, el undécimo, para enviar a Irak tras respaldar incondicionalmente la política de Estados Unidos en ese país a lo largo de los últimos cinco años.
Así inicia el primer párrafo de una nota internacional en la que se expone el por qué ese país pobre centroamericano lanza a sus soldados de estractos humildes a traumatizarse y en algunos casos a morirse a Irak en una guerra que no es suya. Sí, El Salvador, cuya población mayoritaria es indígena, y donde ser indígena es sinónimo de pobreza.
Para tener una idea el 70 por ciento de la población mestiza de El Salvador vive en el umbral de la pobreza
El jefe del Ejecutivo, Antonio Saca, decidirá entonces si enviar o no en nombre de la mal llamada democracia a los hijos de la patria de Guatemala a ese infierno llamado Irak a través del batallón Cuscatlán para congrasearse con el gobierno estadounidense de George W. Bush, y de esta forma obtener beneficios y prebendas, tras la aprobación del Tratado de Libre Comercio y otras aristas como la ampliación del Estatus de Protección Temporal, el cual ayudaría a miles de salvadoreños en condición migratoria irregular en EE.UU.
Sin embargo, quizás esta seria una forma de deshacerse de elementos no deseados como carne de cañon en un frente de batalla donde los estrategas solo comandan desde sus oficinas refigeradas en el pentágono, o en el mejor de los casos, desde la oficina oval de la Casa Blanca.
Reclutar elementos 'mareros' y enviarlo a enfrentarse con la muerte a Irak, constituye una buena iniciativa para combatir la ola delincuencial que caracteriza a la sociedad guatemalteca. Sacar a delincuentes comunes y reclutarlos a la fuerza en el ejército. Te sumas o te torturamos en las cárceles. Tú eliges. Claro, por un salario irrisorio y 'cariñoso' al mismo tiempo, si se toma en cuenta que es un poco elevado si peleas en Oriente Medio, resulta un atractivo para un analfabeto. Y todo en nombre de la libertad.
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