SALMO 140
Señor, lìbrame de los malvados
protégeme de los violentos,
de los que traman el mal
y a todas horas provocan peleas.
Su lengua es aguda como de serpiente
sus palabras son como veneno de vìbora.
Señor, no concedas al malvado sus deseos,
no dejes que sus planes sigan adelante.
Los que me rodean levantan la cabeza,
que caiga sobre ellos la maldición que lanzan!
que caigan sobre ellos carbones encendidos,
que los echen en pozos, de donde no salgan màs.
Que no permanezca en la tierra el deslenguado
que el mal persiga al violento y lo destruya.
Yo sé que el Señor hace justicia al pobre
y defiende el derecho del afligido.
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