Uy qué rico está este polvito |
Me gusta, me gusta, ay qué rico me siento, me gusta ay ay ay |
Acontinuación, lo que a nadie le importa lo que escribo:
Petra: Hola...soy Petra y me gusta la cocaína y quiero salirme de eso
Psicólogo: ¿Qué tu te crees, que eso era como meterse a un curso de modistería o algo así? ¿Cómo una mujer tan hermosa se involucró en eso?
Petra: Bueno, este yo no sabía nada de eso, pero mi novio me embulló a consumirla, pues la pasábamos muy bacán, una locura...
Psicólogo: ¡Una locura! Una locura es la que llevas ahora mismo en tu vida, pues nadie te cree, ni te quiere, tu familia solo se deleitan de lo que has podido conseguir con tus amantes ricos...
Petra: ¡Lo suplico, ya no quiero más drogas -llora la imbécil- quiero salirme de las drogas.
Psicólogo: Petra...eso es muy difícil, hace una buena dosis de voluntad para dejar las droga, ¿Tú hijo te ha visto consumiéndola o ha visto que la guardas en alguna parte?
Petra: Sí, el mayor me ha visto cojiéndo eso, y más, me ha visto cómo el viejo asqueroso de mi marido me hacía el amor...
Psicólogo en su mente: "puta de mierda, te cogía por el culo y tu como si nada."
Psicólogo: Bien Petra, no hay tratamiento efectivo contra eso. Solo el amor, si es que lo tienes, de tus seres queridos y amistades. Por lo demás, usted puede ser un caso recurrente que podría afectar lamentablemente a sus hijos y demás familiares.
Psicólogo: Pon atención Petra... la cocaína actúa interrumpiendo el sistema de comunicación del cerebro. Esta droga ataca, entre otras funciones cerebrales, el sistema de gratificación, inundando este circuito con dopamina (algo así que siento cuando hago ejercicios) neurotransmisor que regula los placeres, entre otras funciones. Esto provoca, además de una sensación de euforia, una notificación cerebral que indica que algo realmente importante y satisfactorio está ocurriendo y que debe repetirse de nuevo, al igual que todas las actividades que reportan bienestar. Se crea así un nuevo canal de comunicación cerebral que se hará más fuerte a medida que se consuma cocaína. Como consecuencia, para que el cerebro de una persona adicta a la cocaína tenga un funcionamiento normal, necesita activar constantemente el sistema de gratificación y el único modo que posee para lograrlo es repitiendo el consumo. Así que...vete a ese convento de monjas que una vez me hablaste. Así con Dios y sirviéndole a él te podrás curar. No uses a ese Dios que todo el mundo invoca para asesinar y blasfemar, como los evangélicos y demás religiones luteranas. Busca a ese Dios verdadero que está en tu silencio y la almohada. Él todo lo ve y seguro que si lo pides con Fe te ayudará.