
El cuerpo de Adrián Leiva fue entregado a sus familiares en La Habana. Pena por el caballero gusano. Así es la Real ViDa. Muchos van al mar y se largan 'Como los peces', porque creen en eso de la libertad, creen en eso de fumar marihuana, coger cocaína, defecarse en cualquier esquina de la calle y por supuesto sin Raulito.
La historia de Lázaro
(Tema musical 'Nací Orishas, by Orishas)
Siempre la Yuma. ¿Qué hay en la Yuma que todo cubano busca? No me vengan con eso de la mal llamada Libertad, porque esa es una palabra difícil y compleja. La libertad la tiene las aves, los locos, porque esos duermen dónde sea y no tienen problemas de deudas con nadie. Ni los espíritus son libres porque su andar por el universo están condicionados a su expiación en la Tierra. La libertad señores: es relativa donde quieras que esteis.
Lázaro era un oficial de pacotilla del Departamento de Migración del Ministerio del Interior y que odia todo extranjero que se paseaba en Cuba, sobre todo en un pueblito llamado Media Luna, en Granma.
-Esto está de pinga y ningún yuma cae pa quitarle algo de baro, consolte- exclamó el oficial ante un subalterno mientras sudoroso tragaba una bocanada de humo del cigarrillo marca 'Popular'.
En eso llega un extranjero muy emocionado, presenta su pasaporte ante este oficial con aspecto demacrado y de muy mal genio.
Roberto le explica al oficial Lázaro su intención de quedarse en Cuba para convivir con una ciudadana de ese lugar.
-¿Por qué?- preguntó Lázaro a Roberto.
-Me gusta su país, estoy enamorado y mi suegra me va a conseguir trabajo aquí-.
-¡Ah!... para que veas que en este país siempre se puede- exclamó el singao de Lázaro.
Lázaro tomó los datos de Roberto de nacionalidad española con mucho desgano y se le notaba cierto odio. Algo le molestaba de Roberto, seguidamente le increpó al españolito lo siguiente:
-Ustedes los extranjeros siempre creen que pueden hacer aquí lo que les da la gana-.
Roberto quedó sorprendido por la actitud de ese oficial, porque debió ser cortés. Despreocupado el extranjero se marchó.
Lázaro siempre le hacía la vida imposible a Roberto con eso de su estadía prorrogada en su pasaporte. Le daba a propósito, con premeditación y alevosía vueltas al asunto, hasta que un día expiró su permanencia en territorio nacional y comenzaron sus problemas gracias al infeliz oficial. (No se pierdan la segunda parte de Lázaro González)