
Es cierto que la educación comienza en el hogar, pero el Estado no garantiza la promoción de buenos ciudadanos, pues considera que es perder tiempo y dinero para generar personas honestas y responsables de sus actos.
El juega vivo que más preocupa es aquel que en apariencia esta bien conectado, luce increíble y está respaldado por una banda, grupo, gremio o asociaciones similares.
No se les escapa una siquiera para aplicar su juega vivo. Una vez enquistado en una organización vela por sus intereses particulares por encima del colectivo.
Es así que aprovechándose del puesto que ocupa enseña el cobre, da su señal maléfica y emprende su acto de corrupción. Esto lo hace ver como algo normal, no hay corrupción, hablamos y maleamos a la gente con frases y verborrea engañosa y con estilo. O sea, todo lo que hacemos está bien, no hay nada malo en ello.
Los contratos empresariales para un fin están a la orden del día, son tanto y me das un porcentaje y cerramos trato. Aquí no ha pasado nada y tendremos buenas navidades. Soy un buen juega vivo, nadie miró, nadie oyó ni nadie pensó.