Honduras entre mariscada

La esperada picada de mariscos se veía jugosa. Antes de que la mesera la colocara en nuestra mesa, la agasajada de la noche una entusiasta joven hondureña que vino en busca de su carrera soñada a Panamá y sobrina de un amigo familiar, ya había entablado una conversación conmigo. Una hora antes el tema principal eran las actividades propias que identifican a nuestros dos terruños centroamericanos.
Ya me había dicho que la mañana de un hondureño comienza con una tortilla, pero a diferencia de nosotros, ésta lleva frijoles. Además que el arroz que ocupa el mayor espacio de nuestros platos en un almuerzo es apenas un acompañamiento de sus platos fuertes que se distinguen por vegetales y más tortillas como aquellas del taco mexicano. Con mucho respeto me recriminó que en los supermercados panameños no ha visto legumbres frescas, no me quedó más que reconocer que efectivamente es así, porque Cerro Punta, la zona de producción del 80% del alimento, está a ocho horas de viaje y no existe la cadena de frío (todavía en planes). Según ella, en El Progreso, donde reside, ni siquiera necesita de ese pr
oceso, porque "todo lo tenemos allí mismo", expresó orgullosa.
¡Y es cierto! se trata de una zona al norte de Honduras que gracias al río Ulúa tiene tierra fértil y una alta producción agropecuaria. Luego pasamos a cuan devaluada está la moneda, un dólar representa 20 lempiras aunque eso no es lo que importa, sino el costo de los productos.
Ella explica que cadenas multinacionales como Mc Donalds y KFC que también tienen sucursales allá, tienen el equivalente a los precios de los combos que se venden en Panamá, así que por eso no hay problema para la joven que en enero da inicio a su travesía en el campo de la biomédica. La distinguida hondureña hizo la salvedad que en cuanto a vestidos, su país tiene precios altos. Por lo bajo, una blusa que en Panamá cuesta 14 dólares, allá en Honduras debe costar el equivalente a 20 dólares.
Fin de la Primera Parte