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Un hijo ejemplar es aquél niño o niña que toda familia aspira tener. Bien bonito, gorditito, alegrito, obediente a las reglas de la casita. El niño o la niña de "mami y papi". ¿Lindo cierto?
De pequeñito es encantador, un bebecito que a penas uno lo ve y le entra a uno ganas de agarrarlo, abrazarlo, caerle a besitos. Pero a penas comienzan a crecer y ya siendo adolescente: se convirte en la pesadilla jamás vista.
¿Cómo y cuándo se transformó en bestia? Nadie sabe, quizás se cayó varias veces de la cama cuando recién nacido. ¿Qué hace que sea un monstruo? ¿El rock satánico, el reguetón, la bachata, la música de Samy y Sandra Sandoval, la Marea Roja, el Ron Abuelo, pichi, marihuana de la buena? No sabemos si habrá psiquiatra que pueda resolver el enigma. ¿Esquizofrenia?....mmmm ni idea.
¿Alguna vez han visto un niño escupir la cara a su propia mamá, golpearla, aterrorizarla, romper puertas, mesas, cualquier cosa rompible? Así hay hijos, y lo peor, la madre lo sobre protege, se deja humillar, atacar y niega que haya maltratos.
La madre como el hijo sufren de trastornos mentales, dignos de una película de terror.
Lo que hemos podido leer es sobre la neurosis. Se dice que afectan en mayor grado a la percepción del sujeto sobre sí mismo, y a su nivel de agrado, de plenitud y de integración del yo, así como a sus relaciones con el entorno social y familiar más cercano; sin embargo, no presentan los síntomas usuales de desconexión con la realidad y amplio relajamiento de la vida social, es decir, que no aparentan estar desquiciados, por lo que pueden desempeñarse laboral y académicamente. ¡Imagínense a un profesor Loco o Policías trastornados! y según Freud y las escuelas psicoanalísticas este estado es la condición natural de la vida psíquica. Con razón el mundo está lleno de neuróticos y en el peor de los casos, psicóticos.