
Los Chavarría, prendas que gustan ostentar, tanto así, que robaron unas pulgadas de terreno del vecino, para que la casa desde afuera, aparentara ser grande. No tan grande como la envidia, la rabia, la codicia y no sé cuántos venenos más que les caracterizan.
Viven tratando de saber quiénes son los inquilinos de al lado. Sí, los buenos inquilinos. No se meten con nadie. Y usan collares extraños.
Por ser estos Chavarría unos ignorantes, buscaron y buscaron para aprender qué cosa son esos collares. ¡Ah!, la cosa es que, como la señora de Chavarría le gusta el bochinche, averiguó por medio de una amiga, que esos collares son los elekeres, usados en la religión Yoruba.
El asunto es que, el que las hace las paga. Estos inquilinos buena gente, tienen sus cosas para repeler la envidia, la maldad, y los malos pensamientos. Hacen cosas de científicos realmente, y a veces, se mezcla el aspecto místico. Una especie de ciencia espiritual ó ¿ciencias ocultas?.
La señora Chavarría, esa que pega los tarros al marido, (porque se lo merece), tiene la pata enredada por los caballos. ¡Pues a tanta maldad realizada, qué cosa se podría esperar!, Un día mandó al marido a que se perdiera con la hija, pues, se consiguió una especie de 'bruja' para arreglar su casa, leerle las cartas y hacer unos cuantos ritos raros, pues la están pasando muy mal. ¿Por qué? Por meterse con los yurubas. Ashé.