Muy cierto aquello lo del período especial, fue de espantos,
era como estar en la guerra, pero sin pólvoras, sólo la de subsistir ante la
carencia de alimentos básicos, pero lo cierto es que el mar nos ofrecía peces y
los demás llegaba por añadidura, digo para sazonar. Estudiar periodismo fue un
accidente, algo así como irse a pesar a un país caribeño y ¡Vaya país! nunca lo
vi como destino turístico, ni tenía idea de lo que me estaba metiendo. Pero
volviendo a lo del período especial, tras la caída de la Unión de las
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), ya a finales de mi época
universitaria, las cosas fueron duras. Una vez un nica y yo caminamos como 8
kilómetros o más, para tratar de comer algunas croquetas con ese refresco
llamado "Prú", eran casi las 7:00 p.m. y uno con el estómago pegado
al espinazo, !Bárbaro! se acabaron. De regreso a la Beca, lugar donde
pernoctábamos los estudiantes extranjeros y cubanos, no quedó otra que dormir
pensando en el desayuno de mañana: pan con mantequilla y un vaso con leche,
para seguir pensando en el almuerzo. Lo otro era hacerte novio de una linda
güajira, pues, ahí no te iba a faltar gallina, oca, cerdo, chivo, vaya...te
convertías en príncipe. Pero los pescados se conseguían fácil. Irte al mar,
hacerte socio de algún pescador. !Tiempos aquellos cará!
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Bendiciones!