De nada vale mostrar las consecuencias del mal llamado "Crisol de Razas", pues ya todos los hemos visto y seguimos viendo a diario en las noticias por televisión y los periódicos: extranjeros que utilizan la burundanga (veneno), que te roba la voluntad, para así despojarte de tu dinero; clonación de tarjetas plásticas (dinero); secuestro express; asesinatos por encargos y mil maneras inimaginables de cometer delitos.
No se trata de gente pudiente extranjera que vienen a quedarse a Panamá para invertir. Hay muchos que sin dinero optan por vivir en Panamá: los hay españoles que vienen huyendo de la economía paupérrima del país europeo, los nicaragüenses y demás países de Centroamérica, y los suramericanos como Colombia y Venezuela, amén de los cubanos y africanos. Todos han contribuido con enfermedades como el Chincunguya, el AH1N1 y falta que nos importen hasta el Ébola.
Panamá es para los panameños, las autoridades buscan y siguen dando cualquier argumento a fin de justificar la acción de introducir de manera extraña a estos extranjeros que siempre le quitan el trabajo a los panameños. Contribuyen a hacer la carga social más pesada aún. Exigen estas gentuzas subsidios como 100 a los 65 y mil pendejadas más. Cerremos filas y digamos NO MÁS EXTRANJEROS EN PANAMÁ. Recordemos que este paso no es Estados Unidos, una potencía de primer mundo, allá es el lugar donde la mayoría de los extranjeros desean ir. Pero Panamá es pequeño, tercer mundista con muchos problemas sociales para venir entonces a qué los extranjeros formen parte precisamente de esa carga social.
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