Rogelio Córdova
¿Alguna vez escucharon ese tema musical de ‘Juan Boliche’, del cantante argentino Piero?, la vida de un hombre que trabajó sin pena ni gloria, como muchas personas aquí en este rico país.
Acá hay muchos Juan Boliche, ganando lo poco, con una vida mísera, sin derecho a tener esposa y mucho menos hijos, pues, no hay como para mantenerse a penas uno mismo.
Juan tuvo mala suerte con las mujeres, pues, se metía con cualquiera pensando que era cada una mejor que las otras, pero nunca fue así. Una cada vez era peor. La cocainera le puso pensión alimenticia y Juan teme ir a la oficina de una Socióloga porque no vaya ser que le salga el tiro por la culata. “Mire señora socióloga, por favor, vaya a mi casa para que vea que vivimos en condiciones mínimas, pero todo aquello limpio y bonito, porque el ser pobre no es sinónimo de cochino”.
Cierto, la casa de Juan era pequeña, acogedora y con solo lo indispensable para vivir, más no para ostentar, porque eso no es su perfil, pero lamenta no poder satisfacer a su nueva compañera en eso de invitarla al cine, llevarla a la playa, comprarle una ropita, qué va! Y de eso se lamenta Juan.
Se molesta cuando le dicen: “cómprate tu Blackberry” que es una herramienta que se necesita en esta profesión (…jejejee…qué cosa, cuál profesión mama gallo!), etc, etc. ¡Hombre, no tengo para comprarme calzoncillos nuevos ni siquiera medias y me pides que compre ese aparatito que por el mismo, los maleantes andan matando. ¡No me jodas!. Y como dice Juan Boliche en su canción:
“Tengo una vida de pobre; a veces lamenta Juan; apenas me pago el vino, yo nunca puedo invitaaaaarrrrr…..Pero Juan Boliche, Juan Boliche va….Juan Boliche….Juan Boliche va…
“Y tengo la vida vieja; a veces lamenta Juan; trabajé hasta jubilarme, pero nunca sobró pan….pero Juan Boliche…Juan Boliche va…
Acá hay muchos Juan Boliche, ganando lo poco, con una vida mísera, sin derecho a tener esposa y mucho menos hijos, pues, no hay como para mantenerse a penas uno mismo.
Juan tuvo mala suerte con las mujeres, pues, se metía con cualquiera pensando que era cada una mejor que las otras, pero nunca fue así. Una cada vez era peor. La cocainera le puso pensión alimenticia y Juan teme ir a la oficina de una Socióloga porque no vaya ser que le salga el tiro por la culata. “Mire señora socióloga, por favor, vaya a mi casa para que vea que vivimos en condiciones mínimas, pero todo aquello limpio y bonito, porque el ser pobre no es sinónimo de cochino”.
Cierto, la casa de Juan era pequeña, acogedora y con solo lo indispensable para vivir, más no para ostentar, porque eso no es su perfil, pero lamenta no poder satisfacer a su nueva compañera en eso de invitarla al cine, llevarla a la playa, comprarle una ropita, qué va! Y de eso se lamenta Juan.
Se molesta cuando le dicen: “cómprate tu Blackberry” que es una herramienta que se necesita en esta profesión (…jejejee…qué cosa, cuál profesión mama gallo!), etc, etc. ¡Hombre, no tengo para comprarme calzoncillos nuevos ni siquiera medias y me pides que compre ese aparatito que por el mismo, los maleantes andan matando. ¡No me jodas!. Y como dice Juan Boliche en su canción:
“Tengo una vida de pobre; a veces lamenta Juan; apenas me pago el vino, yo nunca puedo invitaaaaarrrrr…..Pero Juan Boliche, Juan Boliche va….Juan Boliche….Juan Boliche va…
“Y tengo la vida vieja; a veces lamenta Juan; trabajé hasta jubilarme, pero nunca sobró pan….pero Juan Boliche…Juan Boliche va…
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