Este viernes todos los panameños -bueno, casi todos- celebrarán la llegada de 'Niño Dios'. La época más hipocrita de la humanidad, donde la escencia de la mayoría de los mortales muestra el cobre. ¿Por qué hacerse los buenos samaritanos durante esta época? ¿Qué no cuenta hacer buenas obras desde enero, como regalar juguetes un febrero, dar amor un mes de marzo, ofrecer ese aumento salarial a los empleados mal pagados un mes de abril, de concentir a la madre todos los días del año, de donar a las personas más necesitadas de dinero para que puedan comer, vestir y vivir con decoro? De ayudar al prójimo de cualquier problema que le aqueja? Hay unos desalmados que esperan a que transcurra este mes de Diciembre para botar a sus 'colaboradores'. Personas que una vez pasada la Navidad, vuelven a su estado natural, es decir, se convierten en lo que son: 'escoria'. La escoria, señala el diccionario de la Real Academia Española, es una cosa vil y de ninguna estimación. Exactamente son aquellas personas que durante esta época de navidad se muestran buena gente, pero a partir del hipocritamente dicho 'Que tengas un Feliz año Nuevo', se convierten en un ser 'sin ninguna estimación', una verdadera piltrafa humana.
Y bien, pero qué hay de la otra parte de la humanidad, de esas personas cuya corazas son grotescas pero por dentro mantienen un corazón de Niño. Sepan señores que Dios pide que seamos como niños. En Mateo 18 versículo 4 se expresa lo siguiente: "Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.” ¿Cuántas humillaciones más debemos nosotros soportar, en qué momento podremos decir Gracias Señor por evitar que esa 'escoria' me humille? Aquellos hombres que maquinan trampas para que uno caiga en ella, son tan arrogantes que olvidan que son nada ante la presencia de Dios, y por vivir en la carne envueltos en la avaricia y en cosas mundanas, arremeten contra el débil, ya sea denigrándolo, calumniándolo, en fin, sometiéndolo a su antojo a cualquier adversidad, para que este se sienta tan mal que opte por retirarse a su morada totalmente abrumado.
Dios quiere que seamos como los niños, porque ellos están abiertos a ser enseñados. Usted puede estar abierto a ser enseñado o puede estar cerrado y creerse un intocable. Usted puede humillarse o puede vivir en una vida como un escoria, arrogante y orgulloso. La decisión es tuya.
Y bien, pero qué hay de la otra parte de la humanidad, de esas personas cuya corazas son grotescas pero por dentro mantienen un corazón de Niño. Sepan señores que Dios pide que seamos como niños. En Mateo 18 versículo 4 se expresa lo siguiente: "Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.” ¿Cuántas humillaciones más debemos nosotros soportar, en qué momento podremos decir Gracias Señor por evitar que esa 'escoria' me humille? Aquellos hombres que maquinan trampas para que uno caiga en ella, son tan arrogantes que olvidan que son nada ante la presencia de Dios, y por vivir en la carne envueltos en la avaricia y en cosas mundanas, arremeten contra el débil, ya sea denigrándolo, calumniándolo, en fin, sometiéndolo a su antojo a cualquier adversidad, para que este se sienta tan mal que opte por retirarse a su morada totalmente abrumado.
Dios quiere que seamos como los niños, porque ellos están abiertos a ser enseñados. Usted puede estar abierto a ser enseñado o puede estar cerrado y creerse un intocable. Usted puede humillarse o puede vivir en una vida como un escoria, arrogante y orgulloso. La decisión es tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bendiciones!