Por Rogelio Córdova
Ahhh..! Qué rico estar ahora mismito gozando de ese frío tropical caribeño, por allá en mi otra tierra: Cuba. Sí señores..! Con temperaturas que incluso llegan a estar bajo cero en la parte extrema occidental de la isla, Punta Maisí.
Pero no nos vayamos a los extremos, sólo en La Habana y toda la parte central y oriental cubana se puede gozar de ese clima agradable, que incluso hasta con sol se disfruta de sus playas color turquesa y aguas cristalinas.
Aún permanecen en mi memoria los recuerdos de varios años de felicidad en mi época estudiantil, cuando nos lanzábamos a esas frías aguas a ver los pececitos de colores y variados tamaños, sí, como de esos que algunos colocan en grandes peceras.
Vayamos por parte, en La Habana, sus olas al estrellarse contra el malecón habanero, ese frío sabrosón que te invitaba a tomarte unos buenos tragos de Ron Habana Club. ¡Ah qué tiempos aquellos! Que por supuesto volverán. Cuba tu siempre estarás en mi corazón. Y no importa tu sistema social, si socialista o capitalista, lo que importa eres tú, tus paisajes y tu gente siempre amable y sonriente.
Recuerdo las veces que he estado en G y 25 en Vedado, en plena capital habanera, en uno de los pisos superiores contemplando toda La Habana, el Capitolio, en fin, todo junto a unas chicas muy hermosas amigas de mi hermano que estudió odontología. El clima señores..!
En Granma, donde está mi gente, mi gente guajira también, qué decir de ese regalo de Dios, ese frío con temperatura de 15 grados Celsius. De noche ni un alma, apenas veías una que otra personas con frazadas de esas que se usan para dormir rico, andando como ánimas en pena por las calles semi oscuras de Manzanillo.
Claro que había romanticismo y de eso uno de estos días me referiré. Toda Cuba es una cuna de amor. Si usted, carísimo lector, tiene problemas con su pareja, váyase a dar una vueltecita a Cuba, porque ahí pueden suceder dos cosas: o se arreglan o se arreglan. Sí señores, pues en esa isla maravillosa está la cuna de Cupido.
Y qué de hablar de mi Santiago de Cuba. Todo un fenómeno. Desde altos de Quintero, cuando las noches frías están calmadas, y la luna brilla por lo alto. Las montañas silban discretamente mientras uno hace el amor. Y que más para aguantar los ‘rounds’ con esa chica de Media Luna, Manzanillo, sí por allá en el edificio de las biólogas, que una buena botella de Ron Paticruza’o. ¡Sí señores….a gozar gozón…He dicho cará!
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Bendiciones!