Por: Rogelio A. Córdova
Es navidad. El país es inseguro. La ola delictiva es galopante. No se puede estar seguro en las calles, pues el enemigo asecha para que en el menor descuido arrancarte hasta la vida por unos cuantos dólares.
Estos delincuentes se dan el caché de ser exigentes a la hora de atracarte, ya que si no tienes dinero en tus bolsillos, se ponen ‘bravos’ y te sacan la madre.
Hace poco unos maleantes atacaron a una pareja que se bajó de un taxi. El lugar por supuesto era un área roja, esas barriadas de obreros. Al hombre le robaron 32 dólares y estaban los antisociales contentos por haberle quitado esa cantidad de dinero a su víctima. Pero a la hora de quitarle plata a la mujer, sólo ella tenía dos dólares y por eso, esos ciudadanos se molestaron y la violaron delante de su compañero sentimental.
Los robos y los asaltos para estas fechas navideñas están a la orden del día, ya ni siquiera se salvan la seguridad presidencial, pues, los gendarmes del Presidente de la República, han sufrido en carne propia los embates de la ola delincuencial. Un vehículo de un escolta presidencial recibió una bala perdida en uno de los barrios más peligroso de la ciudad capital: El Chorrillo. Un escolta del segundo vicepresidente de la República recibió tres impactos de bala en la puerta del lado del conductor, tres del lado del pasajero y un tiro en la pierna izquierda. El hecho se produjo en San Pedro, otro barrio popular, donde la maleantería abunda y está a la orden del día.
Las calles ahora son inseguras, ya que a finales de octubre, un fotógrafo del periódico viajando en el asiento de atrás de un taxi, recibió un rozón de bala en la cabeza. Un poco más, era hombre muerto. Pues, el taxi pasó en el momento justo cuando dos pandillas compuesta por menores de edad se tiraban balas.
En las barriadas no se puede dormir bien. Hay que tener un ojo abierto y otro cerrado, porque cuando uno menos lo espera, entra un ‘come mierda’ a joderte la vida. ¡Ah!, pero para eso uno tiene su 9mm para recibirlo como debe ser. La vida en Panamá se ha vuelto peligrosa y todos somos prisioneros de la violencia.
Es navidad. El país es inseguro. La ola delictiva es galopante. No se puede estar seguro en las calles, pues el enemigo asecha para que en el menor descuido arrancarte hasta la vida por unos cuantos dólares.
Estos delincuentes se dan el caché de ser exigentes a la hora de atracarte, ya que si no tienes dinero en tus bolsillos, se ponen ‘bravos’ y te sacan la madre.
Hace poco unos maleantes atacaron a una pareja que se bajó de un taxi. El lugar por supuesto era un área roja, esas barriadas de obreros. Al hombre le robaron 32 dólares y estaban los antisociales contentos por haberle quitado esa cantidad de dinero a su víctima. Pero a la hora de quitarle plata a la mujer, sólo ella tenía dos dólares y por eso, esos ciudadanos se molestaron y la violaron delante de su compañero sentimental.
Los robos y los asaltos para estas fechas navideñas están a la orden del día, ya ni siquiera se salvan la seguridad presidencial, pues, los gendarmes del Presidente de la República, han sufrido en carne propia los embates de la ola delincuencial. Un vehículo de un escolta presidencial recibió una bala perdida en uno de los barrios más peligroso de la ciudad capital: El Chorrillo. Un escolta del segundo vicepresidente de la República recibió tres impactos de bala en la puerta del lado del conductor, tres del lado del pasajero y un tiro en la pierna izquierda. El hecho se produjo en San Pedro, otro barrio popular, donde la maleantería abunda y está a la orden del día.
Las calles ahora son inseguras, ya que a finales de octubre, un fotógrafo del periódico viajando en el asiento de atrás de un taxi, recibió un rozón de bala en la cabeza. Un poco más, era hombre muerto. Pues, el taxi pasó en el momento justo cuando dos pandillas compuesta por menores de edad se tiraban balas.
En las barriadas no se puede dormir bien. Hay que tener un ojo abierto y otro cerrado, porque cuando uno menos lo espera, entra un ‘come mierda’ a joderte la vida. ¡Ah!, pero para eso uno tiene su 9mm para recibirlo como debe ser. La vida en Panamá se ha vuelto peligrosa y todos somos prisioneros de la violencia.
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