Rogelio A. Córdova
Me trajeron arrastrado en pesadas cadenas. Mis hermanos murieron de hambre, otros los mataron por diversion durante la travesía. Yo sin simpatía por los blancos. Me puse a llorar. Abandonado, sin esperanza, solo mis ancestros que vagaban en mi mente. Qué podía hacer? Solo esperar el hombrecito de la barca. Una fuerza arrolladora surcó los cielos como estrella fugaz. Algo me susurró al oído, diciéndome ' No estás solo' .
Una vez en tierra firme. Me armé de valor, tomé un machete y les corté las cabezas a mis opresores. Ahí me di cuenta que volví a ser libre. Soy libre y si he de cortar más cabezas, lo haré...
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Wao. Siempre tienes esa capacidad para sorprenderme.
ResponderEliminarNo me digas. Gracias. Espero lo digas en serio
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