Por Rogelio Córdova
Un 26 de julio de 1953 Cuba halló la luz en medio de la oscuridad que trajo consigo la tiranía de Fulgencio Batista. Fue cuando un grupo de hombres liderados por el comandante Fidel Castro asaltó los cuarteles de Santiago de Cuba y de Bayamo, principales bastiones de la tiranía pronorteamericana que desde el 10 de marzo de 1952 había arrebatado el poder en Cuba con un golpe de Estado que hizo desaparecer los poderes constitucionales y disolvió los partidos políticos tradicionales existentes
Foto de una agencia internacional de noticias que muestra el diario vivir de un cubano en la víspera de la celebración del 26 de julio en La Habana.
Conmover la conciencia nacional ante la realidad de injusticia social nacional y obtener armas para emprender la lucha armada por la verdadera independencia y la soberanía nacionales eran objetivos estratégicos de aquella temeraria acción, bajo la frustración de la “Generación del Centenario” al ver perdidas las posibilidades de llegar al poder por las vías civilistas de la democracia representativa mediatizada por la Enmienda Platt en 1902.
Besa a la novia en algún bello lugar de La Habana, un día antes del 26 de julio.
Desde el punto de vista militar, la acción fracasó, al no lograr la sorpresa en las acciones y culminar con la represión y asesinato de los prisioneros y el arresto de Fidel; sin embargo, devino el “motor pequeño que impulsó al motor grande”, porque el juicio celebrado para juzgarlo cobra notoriedad pública debido a su alegato de autodefensa, “La historia me absolverá”, en un hecho sin precedente de la jurisprudencia al pasar de acusado a acusador, con una contundente denuncia devenida programa político del movimiento revolucionario y donde define su concepción de PUEBLO:
Epa...! quién no recuerda los famosos bocaditos de puerco en cualquier esquina de Cuba. Eso sí resuedve el problema del hambre chico. Mejol que un mac donal ...caballero..!
“Nosotros llamamos pueblo (…) a los 600 mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente (…); a los 500 mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables, que trabajan cuatro meses al año (…); a los 400 mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados (…); a los 100 mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya (…); a los 30 mil maestros y profesores que tan mal se les trata y se les paga; a los 20 mil pequeños comerciantes abrumados por deudas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de funcionarios filibusteros y venales; a los 10 mil profesionales jóvenes (…) que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida (…). ¡Ése es el pueblo, el que sufre todas las desdichas y es por tanto capaz de pelear con todo el coraje! A ese pueblo, cuyos caminos de angustias están empedrados de engaños y falsas promesas, no le íbamos a decir: “Te vamos a dar”, sino: ¡Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para que sea tuya la libertad y la felicidad!”
“Nosotros llamamos pueblo (…) a los 600 mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente (…); a los 500 mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables, que trabajan cuatro meses al año (…); a los 400 mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados (…); a los 100 mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya (…); a los 30 mil maestros y profesores que tan mal se les trata y se les paga; a los 20 mil pequeños comerciantes abrumados por deudas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de funcionarios filibusteros y venales; a los 10 mil profesionales jóvenes (…) que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida (…). ¡Ése es el pueblo, el que sufre todas las desdichas y es por tanto capaz de pelear con todo el coraje! A ese pueblo, cuyos caminos de angustias están empedrados de engaños y falsas promesas, no le íbamos a decir: “Te vamos a dar”, sino: ¡Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para que sea tuya la libertad y la felicidad!”
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