Ciertas mujeres, las más inteligentes, se frustran al llegar
a los 30 y ver que no tienen nada, que todo lo que han tenido se va de sus
manos como agua y buscan las razones o la razón del por qué.
"¡Tengo X edad y no tengo nada!", exclaman entre
lloriqueos y rabia. Luego le echan la culpa a la pareja y a regañadientes le
dice:
"No te voy a dar más ni un centavo". Bueno, es que
olvidó que eran pareja y estas se supone se ayudan para llevar la empresa del
amor, cariño o apego, el "no puedo vivir sin ti" o tal vez "la
costumbre es más fuerte que el amor". Una casa no se mantiene con un
escuálido salario.
Lo que hay es amor, porque 10 años o más no se fuman en
pipa, y máxime si ella se hizo mujer por él.
El asunto es que, aquella lloricosa, quiere tener lo suyo
propio: una casa (la más barata si la hay están por los 50 mil pa'rriba), un
carro, y vestirse siempre elegante.
Podrá hacerlo, no hay dudas, pero tendrá el bolsillo casi al
límite, porque para tener todo eso y estar siempre satisfecha consigo misma,
debe ganar como un ministro de Estado o ver qué anciano millonario pervertido
la acoge (y se la coge) como mujer.
PD: el personaje real de esta historia pidió que no se publicara esto (escrito en octubre de 2016), pero el dueño de este Blog, dijo que le vale un pepino, porque ya han pasado un año y nadie se acuerda ya de eso. Jejejeje...hay más historias por contar....estén pendientes
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