IRR
A veces, el silencio puede resultar la mejor forma de
expresarse.
Hay veces que no hace falta gritar, ni llorar para demostrar el
vacío que se apodera de la vida, desde dentro hacia afuera.
No dan ganas de poner un pie al suelo cuando amanece. Cuando
los días se pintan de gris, no hay nadie que pueda quitarle ese color.
Un autoregaño del corazón hace que aparezca una pequeña
voluntad de seguir adelante, pero no es suficiente.
De pronto escucho la voz de
él pidiéndome que me pelee en mi propia batalla y solo así es como puedo
seguir, en la selva de cemento a la que no pedí venir, pero aquí estoy.
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