Si la empresa fuera un barco, el jefe sería el capitán
encargado de dirigirla a buen puerto… pero en algunas ocasiones es también el
lastre que impide el desarrollo de la organización, señalaron algunos
especialistas.
Las malas actitudes y el abuso de poder son las conductas de
un superior que más afectan la gestión empresarial, ya que disminuyen la
confianza de los empleados y provocan baja productividad laboral, dice el
especialista en Administración de Empresas de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM), Carlos Aguilar.
“No hay nada peor que trabajar bajo las órdenes de un jefe
poco calificado que se empeña en destruir la proactividad de sus empelados (…),
dirigir un área de la empresa es más que gritar órdenes sin sentido”, asegura a
su vez la experta en Dirección de Carrera y Management, Daniela de León.
Si te acaban de ascender o quieres que tu gestión sea un
impulso para tus subordinados en lugar de una barrera, conoce las conductas que
debes evitar:
1. Promesas incumplidas: Esta práctica engañosa es una
estrategia común que utilizan los superiores para obtener beneficios
adicionales de los empleados, señala Aguilar. Y aunque en un principio logran
su cometido, después de cierto tiempo la relación laboral se desgasta y crea en
el empleado un sentimiento de frustración y desengaño. Si no tienes la certeza
de poder cumplir el incentivo o beneficio que le prometiste, es mejor quedarte
callado.
2. Comparar no siempre es bueno: las comparaciones tienen un
doble impacto, ya que ésta puede ser humillante y bajar la moral del afectado y
de quien sea testigo del hecho. Por otro lado, el trato preferencial hacia
algún miembro del equipo puede enrarecer el clima laboral y despertar
suspicacias, afirma Daniela de León. “Las diligencias deben basarse siempre en
resultados y políticas de la organización (…), no se puede prohibir la amistad,
pero ésta nunca debe intervenir en el desarrollo de la empresa”.
3. La desconfianza como norma: no confiar en los
subordinados es una práctica que podría estar justificada, pero siempre hay que
optar por disminuirla. “Tener un control excesivo en los empleados envía el
mensaje de que son incapaces de hacer cualquier tarea”, asegura el psicólogo
organizacional Victor Muriedas. Lo mejor es darles la confianza suficiente para
expresar libremente sus ideas, te sorprenderán los resultados.
4. Poca comunicación: la gran preocupación en las
organizaciones suele ser la comunicación institucional, pero casi nadie se
ocupa de la relación cotidiana entre el jefe y empleado, asegura el
especialista en Comunicación Organizacional Iván Cabañas. Si esta vía no
funciona o es incipiente, es como gritar órdenes en medio del desierto: si se
tiene suerte, alguien pasará y tal vez escuche, pero nadie garantiza que lo
entienda.
5. Apropiarse de méritos de los empleados: algunos jefes
suelen propiciar la lluvia de ideas para robar proyectos o iniciativas de sus
subordinados. Esta práctica, además de desleal, enoja y desmotiva a los
empleados. Un verdadero líder es aquél que facilita o propicia el desarrollo,
el mejor desempeño y la realización profesional de los trabajadores bajo su
mando. “Los mentirosos tarde o temprano son descubiertos, y entre más hayan
ascendido con engaños, peor es la caída”, dice Carlos Aguilar.
6. Las exhibiciones innecesarias de poder: algunos
directivos ambicionan el poder, ya sea para hacer cosas grandes, mejorar su
estatus, o simplemente para poseerlo y ejercerlo. En cualquier caso el culto al
ego puede resultar lesivo para los subordinados cuando éstos ven afectada su
dignidad personal o profesional. La arrogancia, la presunción de infalibilidad,
la exhibición de privilegios, las decisiones porque lo digo yo afectan la
productividad y terminan con el respeto al líder.
7. La irritabilidad permanente: así como imaginamos al mejor
jefe con buen carácter, educado y comprensivo, asociamos al peor jefe con la
irritabilidad y la dificultad en la relación. “Ante un jefe irritable,
neurótico, ansioso, el empleado se siente bloqueado y disminuye su
concentración”, señala Muriedas. No olvides que el autocontrol, la receptividad
y la resistencia a la adversidad son cualidades necesarias en los directivos.
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