Me parece importante postear un escrito que nos ofreció nuestro amigo bloguero cubano, Jorgito. Vayan al blogroll y sigan a este ejemplo de muchacho.
Amigos: Comparto con ustedes una crónica perfecta sobre la resistencia al proceso de colonización cultural que nos fue impuesto. Se trata del discurso pronunciado por el escritor cubano, avileño y moronero Larry Morales , el 4 de diciembre de 2011, día de Santa Bárbara o Changó, es además una síntesis sobre el encuentro entre las dos culturas y el proceso de transculturación, tratado de modo muy claro y con mucha belleza.
Larry, quien es autor del libro El Vaquerito, Jefe del Pelotón Suicida, Medio Milenio por Morón y otros , está convencido de que el rebelde Changó está peleando por la libertad de los Cinco.Bienvenido a la lucha, guerrero Changó.
Jorgito
DISCURSO PRONUNCIADO POR LARRY MORALES DEDICADO A CHANGÓ MORÓN
4-12-2011
Cuba es un país que navega sobre las verde-azules aguas de un mar encabritado como un potro indomable. Sobre sus olas llegaron los llamados “descubridores” -¡qué ironía!-, pues nadie nos descubrió: sencillamente se encontraron dos culturas distantes y distintas, con dioses disímiles y una cosmogonía diferente, pero los que llegaron eran más poderosos –no más inteligentes- y apelaron a sus artefactos de muerte para hacer desaparecer a sus anfitriones; apelaron a sus creencias y a sus astutas deidades para borrar los dioses antiguos de los aborígenes; apelaron a sus lentejuelas y patrañas para suprimir la identidad de los vencidos. Esas mismas olas con su ondular pausado trajeron a los negros de un lejano continente lleno de leyendas y misterios. Y esos negros trajeron en sus amuletos a sus dioses y en sus mentes la fé inquebrantable en sus poderes. El blanco trató de imponer sus cultos, impidió que los negros realizaran los suyos y todo esto dio lugar a un complicado fenómeno que se llamó sincretización. Los negros, orientándose esencialmente por su semejanza, fueron asociando sus lejanos dioses a las nuevas deidades: así apareció la santería, que no es otra cosa que la sincretización del culto yoruba con la religión católica. Entonces el Niño de Atocha se convirtió para ellos en Elegguá; San Pedro se transformó en Oggún; San Juan Bautista fue asociado con Osun; Jesucristo se tornó Oddúa; la Virgen de las Mercedes se convirtió en Obatalá; San Norberto, en Ochosi; San Francisco de Asís, en Orula; Santiago Apóstol, en Oké; San Cristóbal en Aggayú Solá; la Virgen de la Caridad del Cobre en Ochún; San Lázaro en Babalú Ayé; la Virgen de Regla en Yemayá; Santa Bárbara en Changó... y así todos fueron sincretizándose en las mentes de los negros, contando con la complicidad del silencio y de la constante penumbra del barracón.
Cuentan que cuando Obatalá le entregó el mando a Changó, nadie quería respetarlo, ya que este era muy joven aún. Se impusieron su inteligencia, su valor y hasta su nombre que en Yoruba quiere decir GUERRA. Y Changó, viril, alegre, violento y justiciero, castigó a mentirosos, ladrones y malhechores. Entonces su popularidad creció como una palma y tocó el cielo y un relámpago deslumbró a los incrédulos y los truenos resonaron como campanadas anunciando el combate de fuego donde vencería la justicia. Así surgió el Rey de los Yorubas. Así ha llegado, a través del Atlántico, a nuestras montañas, para acompañar a los rebeldes que, como él, quisieron hacer justicia en esta tierra. Así permanece ahora en cada ritual, en la creencia de los que lo veneran, velando por el pueblo cubano, protegiéndolo de otras deidades malévolas, y presto a asestar en cualquier momento, con su hacha de doble filo, el golpe justiciero que abrirá los cerrojos de las cinco celdas donde cinco héroes cubanos ya han hecho historia.
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