En el patio de mi casa

Rogelio Córdova

En casa nos hemos propuesto a sembrar especias y ciertos alimentos ante la carestía de la vida. Sube el precio del combustible y por ahí mismo no tarda la especulación con los alimentos. Tengo sembrado matas de guandú, culantro o cilantro y tres variedades frijoles. Ya conseguimos semillas de pepino, tomate, sandía, melón, una berenjena a ver si crece y otra matita que no me acuerdo. Trato de conseguir cómo sembrar plátanos y papayas. Estamos intentando en estos momentos que surja la berengena. Los fines de semanas cuando salgo al patio me fascino con el ambiente de hogar y paz que hay, sobre todo en esa parte de la casa: el patio. Vivimos en una especie de microclima, es agradable compartir con los poquísimos amigos que contamos justamente en la parte trasera de nuestro hogar. Tenemos planes con respecto al Palacio. Le llamo la Casa Santoral, porque ahí no debe haber más que amor, porque no hay espacio para la violencia y discusiones. La casa está llena de imágenes de Jesucristo, Santos, Dios y ángeles ¿Cuántas casas habrá así en el mundo? Exhorto a mis seguidores que volquemos la mirada en el Supremo, leamos la Biblia en familia, en pareja e incluso invitemos a nuestros vecinos. Sé que es difícil porque es compleja la psíquis humana, vecinal sobretodo. Por lo menos, y de forma discreta, hagamos que nos emulen para el bien de ellos mismos.

Queridos seguidores, quiero hacer la salvedad de que no soy cura, pastor ni nada por el estilo. Pertenezco a una religión, por supuesto. Asisto a la Iglesia Católica los domingos cuando mi bolsillo me lo permite. En casa tengo Biblia y en mi caballo de hierro también. No soy santo, soy un mortal más, pero con la convicción del Poder de Dios y la fe que hace que aun pueda respirar y soñar. Y como dijo alguien: "Sueña como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir hoy". Visitantes, bendiciones, y lo digo de corazón. Dios bendiga a mis seguidores y al amigo que visita esta página.