Son muchos los hombres que se pintan el cabello, dizque para aparentar presencia, directores de entidades, ministros, gerentes de empresas, artistas, se cubren las canas. Muchos temen ser discriminados en sus puestos de trabajo, le tienen terror a que sean desplazados por jóvenes. Si no lo han botado, son mortificados de mil y una manera para obligarlos a que renuncien y se dediquen a cuidar nietos o los pollitos. En Panamá se creó una ley con nombre y apellido para quitar a un magistrado. Conocida como la Ley Faúndes. Que a los 70 años habría que largarlo. En la Universidad de Panamá se hizo otra parecida, porque hay señores Gerontosaurios que dan clase con asignatura obsoletas.
En mi lugar de lugar de trabajo, son muchos quienes se pintan el cabello mientras las caras les surgen los surcos. Muy pocos van a la Calzada de Amador o Cinta Costera a hacer ejercicios físicos. Pero hay que verlos correr...parecen ciruelas pasitas, porque encojen los hombros y el mentón les queda en el pecho. Esa postura hace daño y facilita el camino a la osteoporosis. Igual las mujeres. Corren fatal. ¡Hombre! Sacad el pecho y subid el mentón y tratad de correr lo más moderadamente posible.
¿Las mujeres? Hay que verlas. Buscan estar como jovencitas de 18 años, delgaditas y sexys. Pero no comprenden que conforme pasa la edad, el cuerpo debe amoldarse a los años. No es lo mismo una joven delgada de 18 años a una vieja flaca de 50 años queriendo ser chiquilla. Nada más miren a la Cher..!
Tener canas es la condición del ser humano, se lleva con orgullo, denota experiencia y no hay por qué ocultarlas, pues hacerlo, siempre serás objeto de comentarios, pero muy bajito para no herir suceptibilidades. ¡Hombre, lucid tus hijueputas canas! Dejate de joder con tintes, porque al final el mapa de tu rostro delatará lo que tanto tratas de ocultar.
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