Llega tarde al trabajo. Se supone que es jefa. Tiene unas tetas grandes y feas, un aliento a mierda con vómito en su boca. Una abundante caspa adorna su pelo 'cús cús' y algunos granos en la cara como de varicela. Pero no. Ella es así.
Al hablar a sus subalternos la mujer 'gaguea', es decir, tiene problema para comunicarse con los demás. Muchas son las veces que uno tiene que hasta adivinar lo que quiere expresar. Y es que parece una enferma mental, puesto que anteriormente trató de suicidarse por el amor de una lesbiana. Se trata de una pobre perra que se lanzó en un puente y cayó de culo, por eso que no murió. El puente no tenía mucha altura y el río estaba seco. Todos se ríen hasta no más poder por la acción de esa miserable. Hoy está metida en una secta. La infeliz sufre, nadie la aprecia. Todo lo que rodea su ser es producto de la hipocresía. Se sonríen y la desdichada desconoce que se trata de la más pura esencia de la hipocresía. Muchos ya le tienen los días contados y esperan el momento preciso para desquitarse de las cosas malas que ha hecho. Después de todo ¿quién quiere vivir así?
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