martes, 1 de septiembre de 2009
Cuando arde la droga
Rogelio A. Córdova
La otra vez asistimos a la quema de unos 6.700 y tantos kilos de droga, entre cocaína, heroína y marihuana, por allá en Cerro Patacón, que dicho sea de paso, no tiene nada parecido a los plátanos o 'tostones'.
Aquello era como una serie de selva con casas o mini aldeas, dignas de una locación perfecta para la segunda parte de la película 'Masacre en Texas', pues todas eran hechas de latas oxidadas y con hierros retorcidos que guindaban de lo que sea, tal vez para ubicarle alguna futura utilidad o quizás para vender esos hierros que en el mercado internacional ha subido de precio.
Luego de perdernos por ese vasto monte, cerro o montaña, encontramos a la gente de la Dirección de Investigación Policíal (DIJ), Fiscalía de Drogas y La Policía Nacional, entre otros estamentos de seguridad. Ah, se me olvidaba mencionar a un agente de la DEA, igualito a 'Sam Mathews' el del 'Cartel de los Sapos', la serie colombiana.
Un grupo de agentes extendieron una lona gigante donde depositaron las pacas de drogas de toda clase y con machetes fueron partiendo las mismas. Mientras despedazaban los estupefacientes, un polvillo invadía el ambiente, por lo que nos vimos obligados a utilizar mascarillas.
Decían algunos compañeros que uno sale de ese lugar como traba'o ó coji'o en droga si no toma las previsiones del caso. De todas maneras, les puedo decir que ese día, no fue nada divertido. Andaba cabriado de todo, con algo de goma, trasnocha'o, pero a pesar de todo, los chistes me salían al natural. Cerro Patacón apesta. Nunca vayan a ese lugar, no vaya ser que el personaje de 'Masacre en Texas' le salga con una sierra motorizada para descuartizarlo y repartirlos a los gallotes que vuelan por el lugar.
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