Panamá amaneció con un paro transportista desde las 12:01 de hoy 11 de agosto, situación que afecta a miles de trabajadores quienes no pueden llegar a sus puestos laborales.
Pero ¿por qué el paro? Bueno, los señores buseros exigen el pago de indemnizaciones que van de los 25 mil a 75 mil dólares por cada unidad, es decir, cerca de 1, 500 buses, que estarán fuera de circulación por la implementación de un Metro, que fue promesa de campaña electoral del presidente de la República, Ricardo Martinelli.
El gobierno anterior del PRD inició el pago de indemnizaciones de 25 mil dólares para estas unidades, pero no todas lograron obtenerla, por irregularidades. Ahora con el cambio de Gobierno del PRD a alianza del Cambio, o gobierno de Martinelli, la directora de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre, advirtió que no habrá indemnizaciones y eso irritó a los transportistas quienes exigen a Martinelli la renuncia de la susodicha.
Tradicionalmente los gobiernos le han temido a los paros de los transportistas, los docentes y los médicos. Cuando estos sectores exigen y piden con medida de fuerza, el Gobierno siempre 'culitranquea'. Pero como este es el gobierno del CAMBIO, donde no acepta sinvergûenzuras, estamos viviendo en estos momentos una medición de fuerza, de quién cede y quién se deja torcer el brazo. Mientras tanto, el pueblo es el que se jode. Ni chicha ni limonada. Mientras esperamos el famoso Metro, Pablo Pueblo tiene que 'mamarse' los malos tratos y el pésimo servicio que prestan los transportistas, situación que ha causado luto y dolor a varias familias panameñas. La semana pasada un bus se estrelló y mató a dos, entre los muertos, José 'Maco' Arboleda, púgil panameño que prometía ser una gloria del boxeo. Ayer otro bus embistió un auto matando a dos y dejando a uno gravemente herído. ¡Sí Señores!. Esto es como Macondo, de Cien Años de Soledad. Una sociedad surrealista.
Al final de la historia, los transportistas desistieron del paro y para no pasar su verguenza, sostuvieron que se sentarían a conversar con el Gobierno. Pero fue el mismo Ejecutivo quien advirtió que no admite presiones y que primaría los intereses del pueblo que de los partidos y dirigencia transportista.
Al final de la historia, los transportistas desistieron del paro y para no pasar su verguenza, sostuvieron que se sentarían a conversar con el Gobierno. Pero fue el mismo Ejecutivo quien advirtió que no admite presiones y que primaría los intereses del pueblo que de los partidos y dirigencia transportista.
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