El vestido. Esa prenda de vestir incómodamente que no te deja levantar totalmente los brazos si es que des
eas protegerte, a manera de reflejo incondicional, de un objeto a punto de caerte encima.
El vestido no es de nuestros países del trópico y mucho menos consideraría que es una pieza elegante. Se puede ser elegante hasta con unos tapa-rabos. ¿Pero quién importó a nuestro país esta forma de vestir? De seguro que es copiado de los europeos o de los países de latitudes norte como Estados Unidos y Canadá o de reductos de europeos de suramérica. ¿Por que adoptar este tipo de vestimenta como a
lgo normal en nuestros países? Acá tenemos la guayabera, que es una pieza fresca y elegante. Muy práctica para este tipo de clima caluroso.
Sin embargo, el vestido hoy día sigue teniendo su encanto, ya que cualquiera que lleve uno elegante y se adapta a una buena figura, las puertas se te abren. Esto me sucedió en varias ocasiones y como quien dice: como te ven, te tratan.
Cuando llegué a traba
jar a la Asamblea Nacional, lo hacía en jeans o en el mejor de los casos para cubrir un evento, usaba camisa con mangas largas y corbata. Me incomodaba eso de la corbata, ahora imagínese esto de usar saco. Un verdadero disfraz que habla por sí solo.
Estando yo (me importa un pito si no te gusta al señor Gerundio) en una reunión del Parlamento Latinoamericano (PARLATINO) me encontraba con un saco de esos elegantones como quien dice.
Era necesario porque estaba entre diputados de otros países y había que resguardar la imagen, la personalidad. Así pues, salí de la reunión porque tenia que procesar la noticia y al salir tenía que ver cómo hacía para conseguir un taxi que me llevara al órgano legislativo para así escribir una nota de prensa.
Estando afuera un señor que estaba en un busito de esos para diputados extranjeros me ve y me dice: "venga diputado que yo lo llevo". Ni modo me subí y me largué a la Asamblea. El señor comenzó a hablarme y me preguintó que si yo iba para el hotel (o sea, el hotel de los manes extranjeros) y yo le dije: "
nombe si yo voy es para la Asamblea, yo trabajo ahí·" y me dijo: "ah bueno, de todas formas iba a lavar el busito"......jejejeje sí como no..............
Otro día estaba yo de
sayunando solo en la cafetería de la Asamblea con mi saco puesto. De pronto una funcionaria se me acercó y me preguntó: "disculpe diputado usted tiene biblia". O sea, la man me confundió con un diputado evangélico a lo que le contesté: "no soy diputado".
En otra ocasión entraba al vestíbulo de la Asamblea y sentí que gritaban un nombre, que no era el mío, pero dirigiéndose a mi persona. Pensé: 'carajo que manera de joder, se están equivocando', efectivamente me estaban confundiendo con alguien, y seguí caminando como si nada y sin mirar.
El otro caso fue el de una señora tipo 'pueblus y casi enfermiza', quien hablaba con 'no me importa' y pasaba yo tranquilamente y la señora en cuestión para hacerse notar interrumpió su conversación para gritarme en forma un poco desafiante: 'buenos días....buenos días'. Yo andaba como si nada y cuando sentí que la vaina era conmigo le respondí así distraídamente: 'ah sí buenos días, buenos días' y seguí mi camino.
Por ahí me pongo mi saco que dicho sea de paso nos los ofreció la propia Asamblea Nacional para eso de la imagen, y caras de señoras elegantes no hacen más que pelarme los ojos y para no desairarlas le respondo: 'hola....buenos días' y todas esas majaderías que tienen que ver con la cortesía.
Este es el saco que habla. Mientras no lo uses, pasa desapercibido como si nada. Pero cuando lo usas, todo el mundo te cambia el semblante. !Qué vaina no?, Por qué será?
Pd: si te pones saco y nadie te para bolas, tírate del primer puente que veas PENDEJETE...
Con saco o sin él, te ves bien. Eres elegante tqm bonobito
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