domingo, 15 de febrero de 2009
La comida en la cárcel es gratis, pero sale cara
Texto:Irma Rodríguez Reyes
Fotos: Rogelio Córdova
Gamal Bernal cumplió 37 años el viernes pasado, a esta edad debía estar empezando el último año de estudios en la Facultad de Derecho, pero no es así.
Desde los 33 años cuando estaba en primer año de la carrera quedó preso, actualmente su domicilio es una celda del pabellón 3 de la Joya y lejos de celebrar su cumpleaños, nos habla del menú "desagradable" que todos los días llega a este lugar.
El pollo con olor "rancio" lo tiene más atemorizado que la propia condena de 80 meses que debe cumplir. Otras veces el menú está compuesto por dos chorizos con un "poquito" de arroz y revoltura de las comidas que fueron devueltas por estar descompuestas.
Gamal prefiere gastar en compras dentro de un kiosco de la cárcel para comer, luego del reflujo e infecciones intestinales que le ha provocado la comida que suministra la empresa Alimentos Prácticos S.A (ALIPRAC). "Después que te comes eso, en cinco minutos te da diarrea", comenta.
Aunque esa comida es gratis, Gamal dice que sale cara, porque si se enferman tienen que comprar medicinas caras dentro del penal, pues allí la palabra urgencia no existe.
Chuletas vs pellejo
Tanto el director del Sistema Penitenciario, Luis Gordón como la adminitradora, Janethe Obregón reconocen que a veces hay ciertos "problemitas" con Aliprac como la llegada tardía de los alimentos y la poca cocción de la carne, sin embargo afirma que desde 2007 cuando empezó el contrato de esa empresa en las cárceles de Panamá y Colón, no han incumplido con el suministro de comida y hacen variaciones en el menú.
Obregón ha comido chuletas para conocer lo que comen los privados de libertad. Según ella, también los reos comen pollo encebollado, pero Gamal recuerda que desde hace dos meses ese tipo de comida no llega allí.
Por lo contrario, Javier Justiniani de la Fundación de Apoyo al Detenido expresa que las denuncias de mala alimentación son múltiples en la fundación que dirige. De acuerdo con Justiniani, parte del menú acordado en el contrato con la empresa Aliprac, consistía en Sancocho de pollo, y en vez de esto llega "sopa de pellejo de pollo", de esto hay pruebas presentadas incluso ante el Ministerio de Gobierno y Justicia.
Para el dirigente no solo se está violando el artículo 68 de la Ley 55 donde se establece que la comida que llega a los privados de libertad debe ser de "buena calidad, bien preparada y servida por personal técnico", también se crea un daño al dinero del Estado, porque el Sistema Penitenciario está pagando a una empresa para que suministre la comida, pero los reos la botan, porque es imposible de consumir.
Gordón, director del Sistema Penitenciario dijo que el problema es de "gustos", incluso él mismo dice que la comida que ha provado no está mal preparada, pero simplemente esa no es la sazón a la que está acostumbrado, "si tu quieres comer tu comida pórtate bien, porque de lo contrario tendrás que comer estos alimentos" expresó.
Ambos funcionarios, Gordón y Obregón informaron que en varias ocasiones se han reunido con los gerentes de ALIPRAC para reiterar las exigencias del contrato y tratar que la comida sea suministrada a exactamente, 7,806 reos de las cárceles de Panamá, Colón y Chorrera.
"La comida dañada se devuelve y se sustituye por otra el mismo día" asegura Obregón. No obstante, Justiniani manifiesta que es imposible que la empresa pueda llevar nuevas comidas, porque cocinar el gran volumen para la población de reos demora mucho y llegar al menos a la cárcel de La Joya, desde una de las plantas procesadoras de ALIPRAC, en el Crisol de San Miguelito, toma por lo menos dos horas, "después de las seis de la tarde ningún civil puede pasar al penal a dejar nada por las reglas del sistema".
Dilema por derechos
La información que proviene del Informe Especial de la Defensoría del Pueblo de Panamá relativo al derecho a la salud en Centros Penitenciarios publicado en 2008, sustenta reiterados llamados del Ombusdman, Ricardo Vargas para que se tomen medidas urgentes para que se respeten los derechos humanos de los reclusos.
Según Vargas el propósito fundamental del Sistema Penitenciario es lograr la resocialización de los reos, sin embargo Gordón se pregunta "cómo quieren que salgan angelitos de las cárceles si cuando estaban afuera no hicieron el bien".
En el año, 2007 cuando la empresa ALIPRAC S.A ganó la licitación para proveer comida a las cárceles fijó el precio por cada ración diaria (desayuno,almuerzo y cena) en B/ 1.93 y este año aumentó el precio a B/ 2.37 alegando aumento en los costos de producción y además por el aumento de privados de libertad.
La administradora del Sistema agregó que los funcionarios que laboran dentro de las cárceles comen lo mismo que los privados de libertad.
Para este año el presupuesto total destinado al Sistema Penitenciario es de B/ 22 millones y la mitad B/ 11.2 millones está destinado para cubrir gastos de alimentación en las cárceles de todo el país, de éstos, B/ 8.4 millones es para pagar a la empresa ALIPRAC.
El alimento en el resto de las cárceles del país, los suministras otras empresas, y solo en el Centro Femenino, Los Algarrobos en Chiriquí cocinan sus propios alimentos.
Irregularidades
Dentro de La Joya hay tiendas donde un producto que originalmente tiene precio de 40 centavos, dentro cuesta B/ 2.00. Justiniani confirmó que dentro del penal, hay reos que venden carnes y hasta pescado a sus compañeros, pero son pocos los que pueden comer esto, porque no tienen facilidades para comprarlo y tampoco material para cocinar.
Justiniani culpa al Sistema de la mala alimentación de los privados de libertad, pues en estudios que se han hecho a las comidas se encontró benceno, un derivado del petróleo que puede causar cáncer. Ésta sustancia ha llegado a los platos de comida, porque son trasladados en camiones comunes sin ningún tipo de conservación. El dirigente está convencido que el hecho de eliminar las cocinas dentro de las cárceles ha sido un "negociado" y ha empeorado la situación de la alimentación, porque la comida llega tarde y "fracamente" podrida.
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