domingo, 14 de diciembre de 2008
Reflexiones del Mayoral
Ayer hubo una noche esplendorosa. Sobretodo para quienes estuvieron a la orilla de nuestras playas del pacífico. Extraño esas noches en mi playa de Río Mar. Noches que no volverán. ¿Qué había allí? Historias, buenas o malas pero son historias y en muchas ocasiones la luna tenía su parte protagónica.
Estamos en tiempos de navidad, donde hasta los maleantes quieren celebrar el nacimiento del Niño Dios, y para hacerlo, delinquen, ya sea matando a un parroquiano o entrando a la fuerza a una residencia o simplemente secuestrando a cualquier individuo o individua con apariencia excelsa. Los llamados secuestros express. Pero no crean que son fieles creyentes de la llegada del Niño Dios, porque lo que hacen el 24 y 26 de diciembre es coger drogas, tomar hasta el tape y robar o matar. Total, es el fin del mundo y tal vez para esos infelices malandros su última navidad en la tierra.
Estos mal paridos no creen en el castigo de Dios, por qué, porque desde niño y poco a poco se estaban percatando que haciendo un mal, no había respuestas inmediatas. Es decir, no vino nadie del cielo a reclamarme ni a castigarme. Conclusión: Dios no existe o es para el más pendejo.
Pero se equivocan, el mal se revierte de la manera más sorpresiva y en el momento menos esperado. Si físicamente no te sucede nada, seguro que sufres viendo morir a tus más allegados. Pero si ni con eso te condueles. Te tocará sufrir en carne propia todas las cosas malas que has cometido y con creces. ¡Qué te parece!
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Bendiciones!