Todo duele...duele hasta el alma, uno porque la vida le impone esa sensación profunda y otros porque les gusta provocarla, algo así como actitud enfermiza que busca dolor, crearse y crear dolor para los demás.
Duele la casa, sus paredes, el techo, el jardín el patio, los closets, las ropas, los libros, la cocina, todo duele. Entrar y hasta salir duele. Duele pisar, andar, caminar, pasear, mirar alrededor, pero debemos acostumbrarnos a ese tipo de cosas.
Nos pintaron como seres infernales que no merecemos ni siquiera respirar, nos dicen, nos achacan cosas no claras con tonalidades de realidad con matices de mentiras, no nos plantean el blanco y el negro, sino que todo lo que se dice van con decantaciones, de lo sublime a lo ridículo. Nos imponen degradaciones, de negro pasamos a grises de variadas tonalidades, maneja bien el arte de la sugestión, envuelve y engaña a los demás con sus verdades a medias que convierte en algo real. Al final ¿quién podría ser el monstruo?
lunes, 11 de septiembre de 2017
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Bendiciones!