Aprender a ganarse el pan

Rogelio A. Córdova

¿Qué debe pensarse de los que abusan de la superioridad
de su posición social, para oprimir, en provecho suyo, al débil?
– Merecen ser anatematizados. ¡Hay de ellos! Serán oprimidos
a su vez, y renacerán en una existencia en que sufrirán todo lo que
han hecho sufrir.

Allan Kardec hace la pregunta a un ángel a través de la experiencia espirita y éste le contesta de forma sencilla. Pues bien, en Panamá las clases sociales tienen varios matices, pero para mí se es rico o pobre.

Se puede tener un poco más dinero, pero es para ayudar al prójimo en un momento determinado. Se puede tener un poco de más para hacer buenas obras. Sin embargo, aquél que tiene quiere más y asegura que lo que tiene no le alcanza. Vive de los excesos.

Pero el pobre vive murmurando y es ahí lo malo. Debemos resignarnos sin murmurar, Dios aprieta pero no ahorca. Y es a través de la resignación donde podremos ver apremios. Recuerden este pasaje bíblico 'Es más probable que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico al cielo".

El modo de vida de la mayorìa de los adinerados en Panamá es triste, pasan desapercibidos y sus vidas en el plano terrenal resulta inútil. Volverán a reencarnar para sufrir y pagar lo mal hecho en vida.

Para nada se escribe por razones despechables, pues aquí escribimos para radiografìar una situación que es inherente a las sociedades de consumo. La sencillez como la humildad comenzará a evaluarse tanto como el oro.