Una hermosa imagen de la Madre de Dios apareció flotando sobre las aguas de la bahía de Nipe en los primeros años del siglo XVII. Se dejó ver en un amanecer después de tres días de tormenta. La recogieron tres campesinos que habían ido en busca de sal y que se les ha conocido siempre por los tres Juanes. La imagen venía sobre una tablita que decía: YO SOY LA VIRGEN DE LA CARIDAD. La llevaron al caserío de Barajaguas. Años más tarde la trasladaron a la Parroquia del Cobre. De ambos lugares se desaparecía y volvía a ocupar el mismo sitio. Una niña llamada Apolonia decía que la veía en la loma del Cobre... El pueblo, después de haber orado, con gran preocupación contempló una noche en ese mismo lugar un gran resplandor. Allí le hicieron una pequeña ermita donde la trasladaron y donde se encuentra actualmente en el Santuario Nacional. El Santo Padre la proclamó Patrona de Cuba a petición de los Veteranos de la Independencia el 10 de mayo de 1916. Desde los primeros tiempos se le honró bajo el título de Nuestra Señora de la Caridad a cuyo amparo los fieles acuden permanentemente con súplicas en los peligros y necesidades.
Ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios,
para que seamos
dignos de alcanzar las promesas
de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
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